Soy una malintensa

Estos últimos días he estado aprendiendo un poco sobre el eneagrama de personalidad, y creo que soy un cuatro. Un lindo, melancólico, dramático, masoquista, creativo y sensible cuatro.

Mejor dicho, una malintensa.

Y eso, durante mucho tiempo, acarreó un sentimiento de vergüenza que llevaba conmigo a cualquier lugar a donde iba y con cualquier persona con que me relacionaba. Me avergonzaba de quién yo era (soy). En mi mente tenía la sensación de que yo era demasiado para soportar y vivía, muy constantemente, retractándome de todo lo que decía y avergonzándome de mis propias necesidades emocionales.

Si yo podía hacer todo lo que fuera necesario para no incomodar a los demás con las cosas que me importaban, lo iba a hacer. Y así, era como daba y recibía sólo migajas.

Me protegía, muy inútilmente, para no sentir dolor y terminaba mintiéndome una y otra vez sobre cosas que no me importaban, pero en realidad sí.

Estaba en una búsqueda inconsciente de alguien que me amara tanto que pudiera romper todos los muros, los cerrojos, las máscaras y las mentiras; alguien que se llevara el temor y las dudas. Buscaba alguien que me mereciera.

Hasta que lo encontré.

Lo encontré a él, con quien puedo ser verdaderamente libre. También es un malintenso, que me ama desde antes. No espera mi reciprocidad para buscarme y ha saltado todos los obstáculos hasta, por fin, encontrarme. Está loco de amor por mí. Hemos iniciado un viaje en el que me ofrece romance eterno y es mi pasión de pasiones. Murió por mí, para abrazar todo lo que yo soy y darme de su perfección.

Es un amor sin límites; no tiene anchura, ni altura, ni profundidad, mucho menos, final.

Me merece.

Soy suya.

Alexmar Uzcátegui

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